Gobernador Lourido respalda la mala gestión de gerente del Psiquiátrico del Valle

LA ASAMBLEA PERMANENTE DE TRABAJADORES DEL HOSPITAL DEPARTAMENTAL PSIQUIATRICO UNIVERSITARIO DEL VALLE ESE INFORMA A LA OPINIÓN PÚBLICA

Después de cuatro días en que trabajadores del Hospital Departamental Psiquiátrico Universitario del Valle ESE nos hemos declarado en Asamblea Permanente, debido a la crisis financiera, administrativa y social en que la actual Gerencia, regida por el Dr. Alberto Bonilla Mosquera, ha sumido a la institución y por la cual estamos solicitando su renuncia, declaramos que:

1. El señor Gobernador del departamento del Valle del Cauca, Dr. Francisco Lourido, su representante ante la Junta Directiva, Dr. Henry Gonzales Cerquera y el Secretario de Salud Departamental, Dr. Alejandro Solo Nieto, en reunión sostenida el día de ayer con los representantes de esta asamblea reconocieron la mala gestión del señor Gerente del Hospital y su intención de declararlo insubsistente.

2. El día de hoy, en conversación sostenida con el Secretario de Salud Departamental, se nos comunicó que la decisión de la Gobernación del Departamento es enviar al Dr. Bonilla a vacaciones y nombrar, de manera temporal, un reemplazo, con lo cual al terminar este período el Dr. Bonilla tendría la posibilidad de volver.

3. La pérdida operativa calculada para diciembre de este año es de mil quinientos cincuenta millones de pesos ($1550.000.000), situación ésta que no se ha dado en el Hospital en los últimos doce años.

4. Dado la falta de decisiones concretas y el apoyo tácito que la Administración Departamental está dando al Dr. Bonilla, declaramos que continuamos en Asamblea Permanente hasta tanto se dé una solución definitiva a la situación

5. Continuaremos prestando los servicios de urgencias y de hospitalización, y trabajaremos en la búsqueda de recursos que posibiliten mejorar la situación económica para evitar la crisis laboral que de continuar el curso de los acontecimientos, sufriríamos.

POR LA SALUD MENTAL DEL SUROCCIDENTE COLOMBIANO

A COLOMBIA LA ESTÁN VENDIENDO POR PEDAZOS !

En Mayo de este año,  la empresa Prima Colombia Hardwood comenzó a tumbar árboles en Bahía Solano para exportar a China, con la que tiene firmados ya 17 contratos sobre 7.000 metros cúbicos de las maderas más finas del Chocó: algarrobo, sande, cedro amargo, bálsamo, caimito, chanul y virola.
La tal empresa no es cualquier labio  de  gallina. Es dueña de REM Forest Products, del billonario canadiense Frank Giustra, un corsario financiero que hizo puente con Álvaro Uribe Velez y obtuvo una licencia de aprovechamiento forestal otorgada por Codechocó en 2006 (Resolución 2293) para explotar durante 15 años más de cinco millones de metros cúbicos de madera; unos US$1.500 millones.
Estas compañías tienen a su vez vínculos financieros con Pacific Rubiales Energy, Medoro Resources, Alange Corp, Gran Colombia Gold. Es decir, se trata de un proyecto de envergadura: madera, oro y petróleo. La Prima-REM ha instalado en la playa de Huaca un campamento con una docena de empleados canadienses, otros tantos colombianos, 80 ciudadanos nativos de las comunidades negras e indígenas y dos helicópteros. Pero las primeras trozas de prueba eran tan grandes y pesadas, que los aparatos no pudieron levantarlas. Ahora, ya en forma, con todo tipo de patentes, la empresa se dispone a cortar su primer millón de metros cúbicos en  44.596 hectáreas, todas dentro del Consejo Comunitario de Los Delfines, autorizado por la Ley 70 de 1993 y creado en 1999. Este territorio colectivo —inembargable, inalienable, imprescriptible— se extiende entre Bahía Solano y Juradó, el Pacífico y la Serranía del Baudó, y ocupa una superficie de 67.327 hectáreas donde viven 18 comunidades, 1.329 familias y 5.846 personas. Es decir, el 70% de la superficie del Consejo Comunitario será controlado por la empresa. La madera que se explotará en los próximos años costaría US$280 millones, de los cuales la compañía reconocerá al Consejo Comunitario el 10%.
Los directivos actuales de Los Delfines hicieron el negocio, pese a que en 2005 el consejo se opuso a la Ley Forestal —felizmente rechazada por la Corte Constitucional—, por considerar que con ella se “facilitarían transacciones y el aprovechamiento con ánimo de lucro de los bosques nativos y plantados en las principales zonas del Pacífico y de la Amazonia”. Desde luego se trata de un nuevo consejo que llamó a una consulta previa entre la comunidad para poder autorizar el negocio. La consulta otorgó la licencia, Codechocó dio el visto bueno y el Ministerio de Medio Ambiente aplaudió el logro. El mecanismo de la consulta previa  —dice el Convenio 169 de la OIT—  busca que las decisiones de las comunidades sean democráticas y por tanto defiendan sus formas de vida y sus derechos sobre tierras y territorios. El Consejo Comunitario de Mecana, donde se ha construido el campamento de Prima Colombia Hardwood, considera amañada y tramposa la consulta y corrupto el Consejo de Los Delfines.
Muchos Consejos Comunitarios se han vuelto una vía legal para permitir que los recursos —madera, oro, petróleo— sean explotados a cambio de miserables dádivas. Algunas consultas previas están siendo realizadas de manera tramposa por autoridades locales y, de hecho, compradas por empresas  interesadas en una determinada explotación. Está a punto de imponerse un clientelismo feroz en las comunidades negras e indígenas para dirigir la consulta previa en una  dirección: la de las locomotoras. Para protestar contra la tala de una de las selvas más preciosas del planeta, y lo que puede suceder en el Chocó no sólo con la madera y su oro, sino con su misma gente, se encadenó tres días a un árbol de Bahía Solano, Juan Ceballos. Pero, a estas horas de grandes desfalcos y robos en el Distrito y en las EPS, ¿a quién puede importarle la suerte de un ciudadano amarrado a un árbol sin haber sido secuestrado por la guerrilla?
¡¡¡ MOVILICEMONOS ANTE TAN ABSURDA AGRESIÓN !!!
Profesor Asociado Museo Entomológico UNAB (Universidad Nacional Agronomía Bogotá)
Grupo SIA (Sistemática Insectos Agronomía) Facultad de Agronomía
Universidad Nacional de Colombia Carrera 30, #45-03. Bogotá, Colombia.

Colombianos por la Paz rechaza asesinato de secuestrados y revela carta de las Farc

Caracol. La organización humanitaria Colombianas y Colombianos por la Paz emitió un comunicado de solidaridad con las familias de los cuatro uniformados que permaneciendo secuestrado por las Farc, fueron asesinados. Agrega que el jueves anterior supo que estaba en camino una carta de las Farc en respuesta a la petición hecha de liberar a varios secuestrados, misiva que la organización humanitaria agrega al comunicado.

Texto del comunicado y carta de las Farc.

Colombianas y Colombianos por la Paz expresa nuestra solidaridad a la familia del coronel, Edgar Yesid Duarte Valero; del mayor, Elkín Hernández Rivas; del sargento, José Libio Martínez Estrada y del intendente Álvaro Moreno, que se encontraban en poder de la guerrilla de las FARC. Queremos arroparlos en un gran abrazo de hermanos y hermanas en estos momentos de dolor y de pérdida de la esperanza. La muerte de sus seres queridos, nuestros compatriotas, no puede ser una muerte más. Los hechos de guerra no abren ninguna puerta de la paz.
Colombianas y Colombianos por la Paz recibe con mucha tristeza esta noticia y comparte a Colombia y el mundo, que el pasado jueves 24 de noviembre, al finalizar la tarde, conocimos que venía en camino la carta de respuesta de las FARC, a la misiva que mujeres del mundo hicieran pública meses atrás solicitando la liberación unilateral. Para tales efectos, algunos integrantes de Colombianas y Colombianos por la Paz, nos reunimos en el apartamento de la lideresa, Piedad Córdoba, antes de su viaje a Europa, para preparar la presentación pública cuando llegara dicho mensaje.

Efectivamente, en la noche de ayer se recibió la carta con la respuesta de las FARC, que se adjunta, y de la cual se empezó a informar a las mujeres firmantes de varios países, tal como ellas dan fe, y a convocarlas para estar presentes en Bogotá en los próximos días y compartirla con las familias de ASFAMIPAZ. Estas muertes violentas y la de Guillermo León Sáenz, «Alfonso Cano», y los dolorosos hechos que vivimos día a día, muchos de ellos silenciados, los que vive la población y millares de personas combatientes de ambos bandos, nos motivan desde la conmoción que generan, a insistir en la necesidad urgente de abrir espacios humanitarios y el diálogo político. El conflicto armado interno debe parar !!! ya!!!. Los esfuerzos de todas y todos nos exigen convocar de inmediato a la construcción de una fuerza ética para poner fin a este desangre.

Nos sumamos a las voces de familiares de las personas que aún se encuentran en poder de la guerrilla de las FARC, para que el gobierno acepte la posibilidad de cese de operaciones militares que permitan la salvaguarda de su vida, habilitando así un espacio para la puesta en libertad del resto de policías y militares, sanos y salvos. Llamamos a todos los sectores de la sociedad para que generemos con compromiso, imaginación y creatividad una fuerza ética pro activa, deliberante y pluralista, que haga posible la democracia con justicia social e impensable la guerra. Nos merecemos un presente y un futuro en paz. La llave de la paz la tiene el pueblo.

Con dolor de humanidad

COLOMBIANAS Y COLOMBIANOS POR LA PAZ

Piedad Córdoba Colombianas y colombianos por la paz
Lucia Topolanski Senadora de Uruguay
Jody Williams Premio Nobel de la Paz 1997
Elena Poniatowska Amor Escritora mexicana
Alice Williams Escritora afroamericana y feminista. Premio Pulitzer a la obra de ficción en 1983 por la novela El color púrpura
Mirta Baravalle Presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo
Isabel Allende Escritora y Senadora Chilena
Danielle Miterrand Francia
Rigoberta Menchú Premio Nobel de Paz
Socorro Gómez Presidenta del Consejo mundial por la Paz
Hermana Elsie Mongue Ecuador
Nidia Díaz Dirigente FMLN
Margarita Zapata Embajadora Nicaragua
Xiomara Castro de Zelaya Vocera Frente de Resistencia Hondureño

A nombre del Secretariado de las FARC-EP, a ustedes amigas de la paz y de la solución política de los conflictos, nuestro saludo cordial.

Aferrados a la esperanza de que la liberación de prisioneros de guerra, como resultado de un acuerdo entre las partes contendientes, puede encausar la nación hacia el raudal de la solución política, respondemos hoy su misiva de agosto. De acuerdo. El conflicto armado colombiano tiene profundas causas sociales, económicas y políticas, que deben ser temas de discusión para su superación definitiva. Compartimos igualmente que la paz de Colombia está ligada a la paz de la región y que, además, es anhelo universal. No permitiremos que se nos escape esta oportunidad para reiterar a través de ustedes, nuestra disposición de dialogar con el estado, de cara al país, con miras a un futuro de paz. Desde luego, aceptamos la disposición y concurso de ustedes para contribuir en la búsqueda del noble propósito.

Nos solicitan en su carta un nuevo gesto de liberación unilateral de prisioneros de guerra. Está bien. Pero quisiéramos compartir algunas reflexiones sobre el tema: Sería justo que apelando al ejercicio de la razón, el derecho y la ética en el tratamiento del problema, no se invisibilizara a los guerrilleros presos. Son alrededor de 800. El dolor no es solamente de los familiares de los prisioneros en nuestro poder. El humanitarismo debe mirar, siempre, con sus dos ojos. Durante el gobierno de Ernesto Samper liberamos unilateralmente en Cartagena del Chairá a 80 prisioneros de guerra. En el cuatrienio de Andrés Pastrana, luego de la firma de un acuerdo humanitario, liberamos a 47 militares y policías y en cambio recibimos 13 guerrilleros. Inmediatamente, con la esperanza de generar un medio ambiente propicio para el abordaje del canje, dejamos en libertad en la Macarena, sin ninguna contraprestación, a 305 soldados y policías que habían sido capturados en combate.

Más recientemente, durante el gobierno de Álvaro Uribe, gracias a la gestión humanitaria del presidente de Venezuela Hugo Chávez y de la senadora Piedad Córdoba, liberamos, también de manera unilateral, a algunos senadores, representantes, diputados y concejales, y a otro grupo de militares y policías. La verdad es que nunca hubo reciprocidad por parte del gobierno de Colombia. La disposición de las FARC en este sentido ha sido diáfana. No admite discusión ni cuestionamiento. Seguimos a la espera del momento propicio para pactar con el Estado colombiano un canje de prisioneros de guerra. La realidad es dura. Cuando en Medio Oriente el Estado sionista de Israel libera a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de uno sólo de sus soldados, el gobierno de Colombia le ha dado la espalda, por 13 años, a los suyos. Aquí hay una indolencia infinita con el sentimiento de los familiares de los soldados prisioneros, pero también un desprecio por la suerte de unos hombres que arriesgando como nadie su vida, cayeron en el campo de combate defendiendo los intereses de quienes hoy los olvidan.

En sana lógica, un acuerdo de paz en Colombia debiera estar antecedido por un canje de prisioneros entre las partes contendientes porque, sin duda, un evento tal allanaría la senda del entendimiento y el fin de la guerra, del conflicto social y armado que se prolonga por seis décadas por la intransigencia estéril de los gobiernos. Se debe poner punto final a una larga historia de violencia institucional, de despojo, de paramilitarismo, desapariciones forzadas, masacres, “falsos positivos”, fosas comunes, exclusión, imposiciones neoliberales y manipulación de la opinión. A las mujeres pacifistas del mundo representadas en ustedes les pedimos actuar y extender sus manos solidarias hacia el pueblo de Colombia.

Les sugerimos dirigir su mirada sobre la situación que afrontan centenares de guerrilleros presos y unos 7.500 ciudadanos encarcelados por sus ideas, como resultado de la criminalización de la oposición política y la protesta social; la mayoría de ellos acusados de terrorismo y de otros delitos que tratan de ocultar el carácter político de su causa y sometidos a condiciones infrahumanas de reclusión, irrespeto a la dignidad, violación de sus derechos humanos, hacinamiento y torturas, políticas acentuadas por la injerencia del buró federal de prisiones de los Estados Unidos. Les pedimos analizar la posibilidad de constituirse en comisión, o gestionar la conformación de una comisión humanitaria que visite las cárceles de Colombia y constate en el terreno la veracidad de la denuncia. Intercedemos, igualmente, por los presos sociales, por los que casi nadie habla, para protestar por las condiciones degradantes de su reclusión.

Les solicitamos considerar, como asunto crucial para aclimatar la convivencia, el estudio de fórmulas que permitan la repatriación y liberación de Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas, guerrilleros de las FARC prisioneros del imperio, extraditados a los Estados Unidos por el rencor y la retaliación de un ex presidente desquiciado. Su extradición, sustentada en montajes jurídicos urdidos por Uribe Vélez, la inteligencia militar y el ex Fiscal Osorio, fue una flagrante violación de claras disposiciones constitucionales. Simón Trinidad ha sido condenado a 60 años de prisión por una causa ajena a la que fue extraditado. Vaya nuestra voz de aliento a los tres rebeldes farianos, ante su infame y largo cautiverio neocolonial.

Permítannos reiterarles, distinguidas ciudadanas del mundo, nuestro mensaje de irrenunciable decisión de continuar y elevar a nuevos niveles la brega por la libertad de los prisioneros de guerra y de los presos políticos.
Como un nuevo acto humanitario que respalda esta carta, anunciamos la liberación de 6 prisioneros de los que permanecen en nuestro poder, los cuales serán entregados a las firmantes de la misiva que hoy respondemos, encabezadas por la insigne dirigente política colombiana, la senadora Piedad Córdoba, previa precisión de los protocolos de seguridad. Esta fue la determinación del comandante Alfonso Cano días antes de ser asesinado por el régimen guerrerista y sanguinario de Juan Manuel Santos.

¡Viva la memoria del comandante Alfonso Cano!

Con sentimientos de respeto y admiración,
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP Montañas de Colombia, noviembre de 2011.

Los estudiantes: Otra democracia

Por: Luis I. Sandoval M
Cuando la gente se toma la calle en plan de tomar la palabra, porque le interesa hacerse oír en un debate público, en últimas para cambiar el curso de políticas públicas, está apareciendo en la sociedad otra forma de democracia: la democracia de movilización que lleva consigo la deliberación y participación poniendo contra las cuerdas, sin pretender suprimirla, a la democracia de representación (gobierno, congreso, partidos).
El fenómeno parece fuera de los cánones del juego democrático, pero no es así en un concepto cabal e integral de democracia y atendiendo a la experiencia de siglos en el mundo entero y en el país. El prestigioso historiador inglés Eric Hobsbawm, quien acaba de publicar Cómo Cambiar el Mundo, ha hecho notar que las marchas callejeras son votos con los pies que equivalen a los votos que depositamos en las urnas con las manos. Ello porque los que marchan eligen una opción, protestan contra algo y proponen algo. La acción colectiva en la calle o en recinto cerrado, como acto clamoroso de multitud o como acto cultural, expresivo, comunicativo, de construcción de discurso y en ocasiones artístico, expresa una diferencia u oposición, afirma una identidad, transita de un asunto particular a un enfoque más general y cuando se sostiene en el tiempo toma visos de movimiento social.
Claro, si en la sociedad democrática no se produjeran estas oleadas de movilización por causas justas no habría democratización, es decir no habría la presión necesaria para hacer efectivos derechos consagrados, ni la fuerza e inventiva para crear nuevos derechos. En otras palabras, para tener una sociedad genuinamente democrática no basta que haya democracia como ejercicio de libertades públicas, se requiere que haya democracia como posibilidad de avanzar en condiciones de igualdad, dignidad y calidad de vida, y ello requiere como palanca fundamental de la movilización social con todo lo que ella implica.
Las marchas estudiantiles, que progresivamente involucran a otros sectores de la población, contra el proyecto de reforma de educación superior del gobierno y por educación pública gratuita, de calidad y autonomía universitaria, a través de un proyecto concertado entre autoridades y estudiantes, es una extraordinaria muestra de lo que puede la acción colectiva cuando tiene claros los objetivos, un sentido político no partidario y sostiene firmes las riendas de la conducción. Las sociedades se incomodan con los movimientos y aún los consideran perjudiciales. Solo cuando triunfan reconocen sus bondades y asimilan sus conquistas a la cultura e institucionalidad vigentes. Arduo trabajo, a veces toma siglos. Como las 8 horas de trabajo, como el sufragio universal, como la igualdad de derechos hombre mujer.
Con movilización se han civilizado las sociedades que hoy conocemos como modernas, avanzadas y democráticas. Toda Europa, Estados Unidos y aún América Latina y África son fruto de movimientos y revoluciones que les dieron la independencia, la libertad, la democracia y cierta igualdad. La historia de la contienda política muestra cuál es el objetivo y sentido del griterío que a veces nos parece incomprensible (McAdam, Tarrow, Tilly, Touraine, Fals). En Colombia está tomando auge la democracia de movilización o civilismo radical democrático. La acción colectiva de indígenas, campesinos, mujeres, trabajadores, ambientalistas, pacifistas, víctimas, usuarios, estudiantes que buscan reformas sustantivas en diferentes asuntos claves de la vida cotidiana dificultosamente se abre paso entre las opciones armadas y entre los amagos de cambio para que todo siga igual. El proyecto insurgente y el proyecto de las élites están rebasados, un nuevo sujeto plural y un nuevo proyecto de democracia en profundidad está surgiendo desde abajo en Colombia. Este radicalismo ciudadano es la vía de la paz.

Regalías e impuestos en minería e hidrocarburos

Por: Jorge Enrique Robledo 

Como lo expliqué en reciente debate en el Senado (http://bit.ly/sv3g7F), según la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) del Ministerio de Minas, en 2010, las regalías, el canon superficiario y los impuestos mineros –el Government take– sumaron el 20 por ciento, cifra que muestra que Colombia recibe apenas la mitad de lo que teóricamente debe recibir, porque el impuesto de renta es del 33% y las regalías promedio pueden ser del orden del 10%. Además del grave daño ambiental y de las malas condiciones laborales que impone, la minería trasnacional tampoco le paga al Estado lo que le debería pagar. En un análisis de pérdidas y ganancias de todos los aspectos, el país es perdedor neto en este negocio.

Las regalías son bajísimas. Las actuales por petróleo no pasan del 8%, igual que las del níquel; las del gas empiezan en 4%, las del carbón van entre 5 y 10%, las reales del oro y la plata son del 3.2%, las del hierro y el cobre valen el 5% y la de las calizas (cemento) el 1%. A todas las partes del negocio minero les toca más que a la Nación, la dueña del recurso principal. En contraste, los paupérrimos indígenas de La Guajira pagan el 12% por la sal que extraen, cifra que muestra un Estado blando con los monopolistas e implacable con las gentes sencillas.

Además de lo bajo de las regalías, son muy escasos los impuestos que pagan. El Ministerio de Hacienda revela que la tasa efectiva del impuesto de renta de las mineras en 2010 fue del 16% y el director de la Dian informa que la tarifa efectiva es del 13%, cifras que se explican por unos descuentos tributarios enormes. Entre 2002 y 2010, el costo fiscal de los impuestos no pagados –no solo mineros– fue de 37,1 billones de pesos, dato que les sirve de argumento a los estudiantes que luchan porque el Estado garantice el derecho a educación gratuita y de alta calidad. En la investigación para el debate se confirmó que los llamados “grandes contribuyentes” –de los que hacen parte las trasnacionales mineras– no lo son porque paguen muchos impuestos, sino porque ellos recaudan y le pasan a la Dian lo que pagan otros (IVA, retención en la fuente, etc.). Lo que en verdad cancelan por renta los grandes contribuyentes apenas equivale al 11% –$7,6 billones– del total de recaudo, y Ecopetrol aporta $3 billones. Si se suma el impuesto al patrimonio, su aporte llega al 14% (http://bit.ly/vL2tGW).

En el debate se citó un informe del director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, de especial gravedad. Este explica que en 2010, por ejemplo, las diferencias entre los patrimonios brutos y líquidos declarados por las mineras van entre el 68 y el 106%, según se trate de lo que informan para la declaración de renta o para el impuesto al patrimonio. “Ortega dijo que el sector minero tributa menos de lo que debe: ‘no es una presunción, es una verdad, pero hay que demostrarlo’” (El Tiempo, Nov.23.11). También denuncia 13 prácticas de las mineras y petroleras para evadir impuestos, entre ellas unas tan graves como estas: “Disfrazan de legal, importaciones ilegales de equipos robados en Venezuela y Ecuador” y “sobornan a los empleados de aduanas proliferando la corrupción y las malas prácticas” (todas las maniobras en http://bit.ly/thHL7G). E informa que en 2009-2010 “el costo de la nómina reportado por los grandes contribuyentes pasó de $58 billones a $92 billones o un 60% de incremento, mientras los parafiscales crecen al 1%”. Qué tal los angelitos.

También con cifras oficiales se demostró que entre el oro producido y que pagó regalías y el exportado hay una diferencia de 23 toneladas –$1.9 billones–, descuadre que puede ser evasión de regalías o exportaciones ficticias y lavado de activos. Y Guillermo Rudas demostró que por canon superficiario las mineras dejan de pagarle a Ingeominas entre $161 mil y 451 mil millones al año (http://bit.ly/rUMTsR), cifra imprecisa porque el gobierno no sabe con exactitud qué pasa. La Contraloría General de la República ha dicho que el Estado cree en las cifras que reportan las trasnacionales mineras por “buena fe”, porque no tiene elementos para “controvertir o rechazar las liquidaciones de producción y cálculo de las regalías que le reportan”. Sobre petróleo agrega que el Minminas no dispone de datos propios sobre el que se extrae y el “que se vende ya sea para exportación o refinación” ni para verificar los “reportes de crudo despachado y recibido en la cadena de producción y transporte” (http://bit.ly/sXnEB5). Que en religión se crea por fe es entendible, pero ¡¿en negocios?! En la base de esta desvergüenza están unas normas redactadas para que ocurriera lo que ocurre y el ridículamente pequeño número de funcionarios encargados de auditar las cifras (14 funcionarios deben medir cada día el petróleo que sale de miles de pozos en 341 campos regados por toda Colombia). En regalías –y en impuestos, para algunos– es más fácil defraudar al Estado que quitarle un sonajero a un bebé.

Y hay que ver la rabia del Minhacienda Echeverri cuando la Contralora General de la República, Sandra Morelli, pidió unos pesos de regalías para mejorar la auditoría, para que no se las roben ni al cobrarlas ni al gastarlas, y para que ese control lo haga el Estado y no los negociantes privados, que fracasaron en esa función contratados por Planeación Nacional (http://bit.ly/vMflC9).

Aterradora Crónica de Juan Gossaín

«Cuando el último árbol haya sido talado, el último animal haya sido cazado y el último pez haya sido pescado, solo entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer» Porfecía de los Navajos de Norteámerica

«El petróleo es la sangre de la madre tierra. Cuando el hombre blanco haya acabado con él, vendrá el desastre.» Profecía de los indígenas U´WA de Colombia

Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos. Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda. Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas. A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco. Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y San Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo. El terrible mal de Minamata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer. En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes. Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.

Epílogo

Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían. -¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre. -Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora. Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera. -No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación. -No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

JUAN GOSSAÍN