Santiago de Cali, septiembre 13 de 2010
Apreciada Doctora López:
Le escribe un militante de base del Polo Democrático Alternativo atribulado por la amenaza de una división irreparable en mi Partido a causa de la aparición en escenario político de la izquierda polista, la Corriente Democrática liderada por Gustavo Petro, nuestro ex candidato presidencial.
Recuerdo que diciembre de 2007, un grupo de polistas se propuso crear la Tendencia Socialista interpretando correctamente los Estatutos y el ideario de Unidad, que consienten el pluralismo ideológico dentro de estas restricciones y habida cuenta que los partidos y movimientos socialistas han enarbolado, a lo largo de la historia, programas y proyectos democráticos con sus respectivas diferencias y matices.
Ahora aparece la Tendencia Democrática, de lo cual me enteré por la reunión realizada en Cali el 9 de septiembre. Entiendo que reuniones similares se han realizado en otras ciudades del país. Al consultar la página Web de Polo he encontrado un breve comunicado del Polo fechado el primero de septiembre en el cual Usted aparece saludando dicha tendencia, pero señalando con buen tino político que debe acogerse a los Estatutos e Ideario de Unidad. Aquí hay un problema político real y no simplemente un problema semántico. Si el Polo Democrático Alternativo es un partido democrático como se afirma en su nombre y se refrenda a lo largo del texto del Ideario de Unidad, ¿Cómo es posible, sin que aparezca contradictorio, que surja una “corriente democrática” dentro del PDA?
El ideario de Unidad es muy preciso cuando expresa que el PDA es un partido que se compromete con “la ampliación y profundización de la democracia, hoy cada vez más restringida, y con el ejercicio pleno de la soberanía nacional” Es un compromiso de los partidos y movimientos conformantes del PDA como Polo Democrático Independiente, el Frente Social y Político que comprende al Partido Comunista Colombiano, el MOIR y otros.
Este compromiso democrático comprende un amplio espectro de problemas de la vida nacional e internacional. La construcción de un nuevo orden mundial basado en valores democráticos auténticos y la protección y el respeto a los derechos de los pueblos; defensa del multilateralismo en el tratamiento de los problemas entre naciones; defensa de los derechos humanos y la protección de las mujeres y los niños; construcción de un régimen político que haga realidad el Estado Social de Derecho y proteja los derechos políticos, económicos y sociales de los colombianos; aproximación decidida a un modelo de desarrollo económico totalmente opuesto al modelo neoliberal de derecha y comprometido con la defensa de la soberanía económica y la eliminación de las desigualdades sociales; y muy especialmente, un compromiso decidido con una política agraria que garantice nuestra seguridad alimentaria y la eliminación de la actual concentración de las tierras y los latifundios improductivos.
La democracia expresada en el texto del ideario de unidad no niega las formas de la democracia representativa y procedimental en boga hoy, pero rebasa sus límites y señala una tendencia a ser una democracia radical en la que el pueblo es legislador y magistrado al mismo tiempo. No creo que los firmantes de la carta de convocatoria del 2 de septiembre a las reuniones de la Corriente Democráticas actúen con las convicciones democráticas propias de la democracia minimalista del capitalismo neoliberal.
Digo esto porque la carta mencionada, en su primer punto, busca propiciar un debate nacional sobre el problema de la tierra, la reparación a las víctimas y el agua. Estos puntos hacen parte de la agenda democrática del Polo. Son verdaderos problemas nacionales que ameritan un diálogo nacional sobre ellos y otros de igual importancia. Un Diálogo Nacional es una exigencia política del momento en Colombia, dada la magnitud de la crisis de un país dejado al borde del precipicio por la administración uribista.
¿Cuál es entonces la contradicción en lo que a democracia se refiere? Los cuatro puntos restantes de la convocatoria lo explican. Lo que se entiende de la lectura atenta de carta de los convocantes de la CD es que dentro del Polo hay querellas que no son propiamente doctrinales en torno a concepciones políticas y filosóficas sobre la democracia. Las querellas giran en torno a lo que podría ser la democracia interna de funcionamiento del Polo Democrático Alternativo.
Son estas dificultades propias de partidos nuevos y viejos. Hacen parte de la vida política de los partidos en los que hay ambiciones y luchas por el poder, pero que deben ser resueltas por los mecanismos propios de los estatutos, la tolerancia y las normas no escritas de la democracia de los consensos. Por fortuna para el Polo, Usted encarne estas virtudes y otras no mencionadas de democracia partidaria.
Quien le escribe esta carta no puede exhibir méritos políticos, salvo el ser militante del Partido Comunista Colombiano, aunque ello es más que mérito es un honor que valoro. Soy un Profesor Universitario a secas que ha participado en las actividades del Polo desde su fundación como un activista de base. Veo, como muchos polistas, que el PDA atraviesa un momento de crisis profunda, casi al borde de una división de imprevisibles consecuencias adversas para el porvenir democrático de Colombia. Miro hacia atrás y veo el esfuerzo de varios años de tantos colombianos(as) que han contribuido a crear y fortalecer al PDA. Es pues mi condición de ciudadano que comparte las frustraciones y desilusiones de otros polistas la que me mueve a escribirle esta carta. En mí y en ellos sigue viva la esperanza de que dentro del PDA se den actos de cordura y sensatez.
Finalmente una impertinencia que sabrá perdonarme. ¿Por qué no se reúne Usted con la bancada parlamentaria y los ex candidatos presidenciales Gustavo Petro y Carlos Gaviria para producir un documento público que convoque a los militantes del Polo y a los colombianos a la unidad en torno a los postulados democráticos del PDA?
Reciba un saludo cordial.
Guillermo Restrepo Sierra